La Eucaristía es otro de los grandes amores del Padre Baltasar. El Niño Jesús de Atocha lleva en sus manos las uvas y las espigas, símbolo de este sacramento.
Ser sacerdote fue su gran sueño para vivir al servicio de los demás. Llegó al barrio humilde de Atocha con su fe y confianza en Dios, y haciendo frente a muchas necesidades materiales y espirituales puso en marcha su Grande Obra. De ella decía “·La Obra es Grande porque es de los pobres y de los niños”. Estos son el tercer amor del Fundador.
Entre los colaboradores había un grupo de jóvenes entregadas a la labor en catecismos parroquiales, educadoras en colegios, en formación de la mujer y otras actividades de ayuda. Son las Hijas de la Natividad de María, continuadoras de este gran legado que su Fundador dejó.
Actualmente, otras personas unen sus esfuerzos cada día para tratar de seguirr la huella de Don Baltasar:De él aprendimos“La educación es el mejor bien que se les puede hacer al hombre”.
Sacerdote, Catequista, Educador, Padre, Fundador “todo fue Don Baltasar por y para los niños”.
“Gracias, Maestro y amigo,
Hombre de entrega y de fe,
Pasaste “Abriendo Caminos”
queremos corresponder;
siguiendo tus enseñanzas
La Obra es nuestra también”
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