lunes, 8 de junio de 2009

CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO AMARILLO.

Caetán 2º ESO



Erase una vez una niña llamada Caperucita Roja. Un día su madre, que era mecánica de la escuderia Ferrari de Fórmula 1, mandó a Caperucita que fuese a la casa de la abuela y que le preguntase la estrategia de carrera que venía bien para      ese gran premio. Cuando Caperucita llegó le preguntó a la abuela qué estrategia debería seguir el equipo Ferrari para ganar el gran premio y derrotar a los Brawn. La abuela le preguntó a Caperucita dónde se celebraba el gran premio pero Caperucita Roja no lo sabía. Para llegar antes al box de Ferrari donde estaba su madre y preguntarle dónde corrían ese fin de semana la abuela le dijo a Caperucita que cogiese el coche en el garaje. Cuando Caperucita llegó al garaje se encontró con que había muchos coches y no sabía cuál coger. Caperucita volvió a la casa de la abuela y le preguntó cual podía coger y la abuela le respondió que podía conducir el Ferrari pero solo el Ferrari F50 porque el otro era demasiado potente. Caperucita salió del garaje con el coche. Iba ya por la mitad del camino cuando un Lamborghini se le acercó. Cuando ya lo tenía pegado reconoció que era un Lamborghini Murciélago y dentro iba un lobo. El lobo ordenó a Caperucita Roja detenerse y esta lo obedeció. El lobo se bajó del coche y se acercó al Ferrari de Caperucita. El lobo ordenó a Caperucita que bajase la ventanilla y esta la bajó. El lobo le propuso a Caperucita una carrera hasta la gasolinera de las afueras de la ciudad, Caperucita aceptó la propuesta y le dijo al lobo que el que perdiese tenía que invitar al ganador a una cena. Un oso que iba dando un paseo por allí cerca dio la salida y los dos bólidos empezaron a correr. Caperucita se adelantó en la salida ya que el Ferrari tenía mejor aceleración y fue en la cabeza hasta que llegaron a la ciudad. Una vez dentro de la ciudad el lobo con su Lamborghini adelantó a Caperucita y su Ferrari como una exhalación ya que el Lamborghini del lobo tenía montados neumáticos de lluvia y Caperucita neumáticos duros. Pero el lobo tuvo que parar poco después porque sus neumáticos se desgastaban antes que los duros y los tenía completamente destrozados. Cuando el lobo le estaba cambiando los neumáticos por otros de lluvia y echando gasolina a su Lamborghini Caperucita lo adelantó rápidamente, pero como seguía lloviendo Caperucita tuvo que parar a cambiar sus neumáticos por unos de lluvia y también a echar gasolina. Cuando Caperucita estaba echando gasolina a su Ferrari el lobo la adelantó rápidamente pero el lobo iba más cargado de gasolina y Caperucita no tardó en cogerle y adelantarlo.

Ya estaban saliendo de la ciudad cuando a Caperucita le sonó el móvil. Esta lo cogió y empezó a hablar por él con su madre. Esta le pidió que comprase en el supermercado un kilo y medio de percebes y tres o cuatro kilos de camarones. Caperucita ya iba a colgar cuando un policía la vio hablando por teléfono y  ordenó que se detuviese. El agente le puso una multa de 50 € y cuando le iba a retirar cuatro puntos del carné de conducir pasó el lobo a toda velocidad. El agente e policía se montó en su coche y empezó a perseguir al lobo. Caperucita tuvo suerte ya que no tenía carné de conducir y acababa de cumplir los trece años de edad. Caperucita arrancó y no tardó en adelantar al coche de policía y ponerse a la par del lobo y poco después despistaron al policía. Ya estaban los dos en la recta de meta, Caperucita en la cabeza y el lobo detrás. Caperucita ya se sentía ganadora y estaba pensando en la cena cuando de repente el lobo la pasa y gana la carrera. Cuando los dos se bajaron del coche Caperucita le preguntó al lobo cómo la había adelantado de esa manera y el lobo le contestó que su coche tenía KERS. El lobo se alegró y esa misma noche Caperucita Roja tuvo que invitar al lobo a cenar. Caperucita se olvidó de todo lo que le habían mandado y los dos Ferrari quedaron fuera de la carrera y los Brawn hicieron doblete. Y colorín colorado esta carrera se ha terminado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario